El movimiento punk-new-wave francés de finales de los ‘70-comienzos de los ‘80 es algo de lo que muy poco se conoce a este lado del Atlántico: entre las agrupaciones que podrían resultarnos familiares citaría a Taxi-Girl, Bijou (los de “rock à la radio”), Telex (trío belga enormemente influenciado por Kraftwerk), o quizás Suicide Romeo (de estilo parecido a Talking Heads). Este periodo se mostraba como una réplica a la evolución musical que estaban presentando las escenas norteamericana y británica, con los clásicos encuentros de músicos y artistas en los clubes nocturnos parisinos y europeos, y no hace mucho sería protagonista de una especie de ‘renacimiento’ de la mano de numerosos recopilatorios y libros alusivos.
La historia nos cuenta que hubo una gran cantidad de bandas tan prometedoras e interesantes como fugaces en el entorno pero que, como suele suceder a menudo, la atención y expectativas generadas en el público -que buscaba algo nuevo a lo que aferrarse- fueron mucho mayores que su propia capacidad para soportar la presión.
Pues bien, Mathematiques Modernes sería un dúo -vigente entre 1980 y 1982- que encajaría perfectamente en aquel movimiento, especialmente tomando en cuenta el suceso que supuso la salida de su single -y posterior maxi- “disco rough” (Celluloïd, 1980), seguido de un LP (Les visiteurs du soir, 1981) del que se dice que fue toda una joya… un clásico de lo que luego se conocería como ‘Synthpop’.
Mathematiques Modernes estaba conformado por Edwige Braun-Belmore (modelo y abanderada del punk, a cargo de la voz) y Claude Arto (sintetizadores, composición, producción, etc.). Si no recuerdo mal, el tema protagonista de esta entrada fue el primer sencillo francés en convertirse en el ‘Single of the Week’ del New Musical Express.